Hace menos de una semana, me vi inmersa en un interesante coloquio sobre un tema candente; el matrimonio homosexual. Lejos de la disputa que existe entre política e iglesia, entre izquierdas y derechas, el amor homosexual, es un hecho. Es algo tan cierto y existente como que el cielo es azul o que el agua es transparente. Y dado que homosexual se nace, no se elije, y dado que todos somos seres humanos, y constitucionalmente iguales ante la ley, esta condición (la de homosexual) no debe ni PUEDE ser razón suficiente para que a una persona se vea privada de otro derecho constitucional (art. 32 CE), el derecho a contraer matrimonio.
Lejos de estar o no de acuerdo con esta, que es mi opinión y firme convicción sobre el tema del matrimonio, la cosa se pone más cuesta arriba cuando hablamos de adopción por parte de matrimonios homosexuales, en este escabroso tema derivó la conversación a la que me refiero.
La parte contraria a mí, defendía que no era “sano” que homosexuales adoptaran, dada la anti naturalidad de una pareja formada por personas del mismo sexo. Abogaba por una protección del menor adoptado en cuestión, el cual, podría ser susceptible de burlas y malos tratos psicológicos por parte de sus otros compañeros de colegio, o que el propio niño, viera que su situación es diferente, en relación con sus otros compañeros y esto le creara complejos, sin necesidad de que hubiera ningún tipo de mofa o de prejuicio externo, sino que proviniera del propio niño.
Mi opinión respecto a estas argumentaciones son las siguientes:
Por una parte puedo entender lógico que cabe la situación, puede que incluso en un porcentaje alto, en la que los demás niños se burlen del adoptado por homosexuales en cuestión. Los niños son crueles. Pero por eso mismo q son crueles se burlan del demasiado alto, del demasiado bajo, del demasiado gordo y del demasiado delgado. Así que el hecho de que se niegue una adopción por intentar “salvar” al menor de una burla, puede ser inútil. Respecto a lo de la “anti naturalidad” de la pareja, bueno… quizá hace 40 años tampoco era “natural” que una pareja (de heterosexuales) se fuera a vivir juntos sin haberse casado, que la mujer trabajara o desempeñara lugares importantes en el mundo laboral o que simplemente, estudiara, pero afortunadamente, la sociedad avanza, y cada día se vuelve más y más tolerante, y cosas que antes nos parecían extrañas, o anti naturales, con el paso del tiempo se adaptan a nuestra sociedad por la sencilla razón de que el hecho de que una persona decida o quiera compartir su vida con otra del mismo sexo no me cuarta ni molesta para que yo como individuo con capacidad jurídica ejerza mis derechos en la sociedad.
La parte contraria, es decir la “pro” adopción, es decir, la mía, opina que hay niños en el mundo que tienen derecho a tener una familia, y parejas deseando ofrecerles el cariño que desgraciadamente sus padres biológicos, por muy diferentes causas, no les han podido ofrecer. Tengo muchos amigos homosexuales (a algunos de ellos los considero entre mis mejores amigos) y se me rompe el corazón solo de pensar que la sociedad les pudiera negar el derecho a tener un hijo, a querer criar a una criatura, solo por tener la condición de homosexual. Además, pondría la mano en el fuego por cada uno de ellos, y estoy segura de que serían excelentes padres, cosa que desgraciadamente no puedo decir de más de un heterosexual.
Finalmente, y respecto al hecho de que esto pueda ser o no un trauma el hecho de tener “mamá y mamá” o “papá y papá” una vez más, este complejo proviene de los adultos, es el ojo adulto el que desaprueba el hecho de que el niño se tenga q ver ante esta situación, pero los niños, son increíbles, y son capaces de normalizar situaciones que para los adultos son incómodas, como el hecho de aceptar que sus padres (heterosexuales) viven en casas separadas y con una tercera persona que no es su padre o su madre. Es el prisma del adulto, corrompido por la sociedad el que no puede aceptar una nomenclatura de “marido y marido” y todo esto, lo pienso, lo fundamento y lo sé dando como prueba un video que por casualidad he encontrado en internet, la reacción de un niño ante una pareja gay.
Mirad el video y juzgad ustedes mismos, pero yo simplemente quiero remarcar las últimas palabras que dice… “ahora me voy a jugar al ping-pong… podéis venir si queréis.”
http://www.notengotele.com/humor/reaccion-de-un-nino-ante-una-pareja-gay